Carta del Obispo de Cartagena a los padres católicos

 

El Obispo de Cartagena, Mons. José Manuel Lorca Planes, envió la semana pasada una carta a todos los sacerdotes para que se leyera en las parroquias, dirigida a las familias católicas, para recordar a los padres que son los responsables de la educación de sus hijos: “Recordad el derecho que os asiste como padres para que vuestros hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con vuestras propias convicciones, tal como afirma el artículo 27.3 de nuestra Constitución. Los poderes públicos han de garantizar este derecho”.

Como Pastor de la Iglesia diocesana, Mons. Lorca recuerda además que la libertad religiosa debe ser también garantizada y anima a los padres a implicarse activamente en la vida de los centros y a estar informados de todo lo concerniente a la educación de sus hijos.

 

Queridos hermanos:

Unidos en los deseos de paz y comunión. Os escribo estas letras a propósito del
sufrimiento que está ocasionando a muchas familias los intentos por parte de los poderes
públicos y de las instituciones educativas de imponer una determinada y particular visión del
hombre y de la sexualidad, especialmente a los niños y jóvenes. Escribo a toda la Iglesia que
peregrina en la Diócesis de Cartagena con el deseo de animar y sostener a los padres en la
maravillosa tarea educativa que Dios mismo os ha encomendado.

Recordad el derecho que os asiste como padres para que vuestros hijos reciban la
formación religiosa y moral que esté de acuerdo con vuestras propias convicciones, tal
como afirma el artículo 27.3 de nuestra Constitución. Los poderes públicos han de garantizar
este derecho.

Tal como nos recuerda el Papa Francisco (Amoris Laetitia, 84): la educación integral
de los hijos es «obligación gravísima», a la vez que «derecho primario» de los padres.
Estimo de grave importancia recordar que este derecho esencial e insustituible corresponde
exclusivamente a los padres y que la tarea del Estado a este respecto se reduce a un servicio
educativo meramente subsidiario.

Vivimos en una sociedad abierta y plural, donde las distintas experiencias religiosas
y morales deben ser acogidas y respetadas de la misma forma en virtud de la libertad social e
individual. Además, esta libertad es la base sobre la que construir puentes de diálogo y
respeto que hagan de la sociedad murciana una sociedad verdaderamente más abierta, justa y
tolerante.

Os animo, por tanto, a ejercer vuestra “obligación gravísima” y defender vuestro
derecho inalienable haciendo todo el esfuerzo posible por conocer las leyes educativas;
estando informados sobre los planes de estudios de vuestros hijos, así como de las
actividades extraescolares y complementarias; a sabiendas de los excesos cometidos en los
últimos meses en cuanto a sesiones formativas de carácter afectivo-sexual con una línea
deseable para algunos pero que no satisface a la mayoría. De todos es conocido que los
centros educativos tienen la obligación, no solo de informaros expresamente sobre los
contenidos de las actividades extraescolares y complementarias no curriculares de vuestros
hijos, sino de adoptar aquellas medidas organizativas que garanticen la presencia de un
docente del centro durante el desarrollo de tales actividades. En caso de no recibir tal
información, debéis exigir a la dirección de los centros la oportuna responsabilidad como
titulares de la administración educativa.

No olvidéis la conveniencia de participar en charlas, jornadas y conferencias que
sirvan para comprender adecuadamente las distintas teorías y corrientes de pensamiento
actuantes en nuestra sociedad; participad en las Asociaciones de Madres y Padres de
Alumnos de los centros educativos, así como en iniciativas sociales, plataformas,
asociaciones que, respetando la libertad de todos, promuevan el derecho a la educación de
acuerdo con el modelo elegido por los padres.

No quisiera concluir sin hacer presente a la familia como el mejor lugar para educar a
vuestros hijos, haciéndolos crecer con un amor incondicional. Por ello, me hago eco de las
palabras de San Juan Pablo II (Familiaris Consortio, 36), que resuenan hoy en toda su
fuerza: No puede olvidarse que el elemento más radical, que determina el deber educativo
de los padres, es el amor paterno y materno que encuentra en la acción educativa su
realización, al hacer pleno y perfecto el servicio a la vida. El amor de los padres se
transforma de fuente en alma, y por consiguiente, en norma, que inspira y guía toda la
acción educativa concreta, enriqueciéndola con los valores de dulzura, constancia, bondad,
servicio, desinterés, espíritu de sacrificio, que son el fruto más precioso del amor.

Con mis mejores deseos, invoco a Dios Nuestro Señor, para que nos conceda ser
respetuosos con todos, a la vez que animosos para defender el derecho de los padres a ser
protagonistas de la educación de sus hijos. Cordialmente,

+ José Manuel Lorca Planes
Obispo de Cartagena

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Autor: Apamar_Murcia

Asociación de padres de los colegios Maristas de Murcia.

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