El Premio Merced es un premio creado por APAMAR, Asociación de Madres y Padre del Colegio Marista de Murcia en el año 1.989, con el fin de homenajear a la promoción de alumnos de último curso del Colegio.
Dicho premio es votado entre los compañeros de promoción, teniendo en cuenta los valores que forman parte de este compañero, valores que recogen el carisma Marista, y es ratificado posteriormente por la Junta Directiva de APAMAR.
Este año el elegido y premiado es Domingo Martínez Martínez, del cual os dejamos copia de su discurso.
«DISCURSO GRADUACION
Buenos días, compañeros, compañeras, profesores, profesoras. Buenos días Maristas. Lo primero, como no podría ser de otra manera, dar las gracias por brindarme la oportunidad de tener mis minutillos de protagonismo en este día tan especial. El día de nuestra graduación, el fin de un ciclo, el fin de una era.
Maristas significa toda mi vida. Estoy orgulloso de poder asociar la palabra maristas a la palabra infancia. Me he formado tanto académica como personalmente, y, he adquirido unos valores que conservare de por vida. De aquí me llevo a mis mejores amigos, y recuerdos especiales.
ENFERMEDAD
Muchos os preguntareis, “y este tío, ¿porque anda así?” Bueno, pues tengo una enfermedad. Ataxia de Friedrich. Os cuento mi experiencia de convivir a diario con esta enfermedad.
Tuve una primera etapa en Maristas que duró hasta tercero de primaria. Me mudé al Chile, y, en primero de la ESO, volví a Maristas. Nada más volver a España, comenzaron los síntomas. Mi situación, era un tanto… bueno, país nuevo, compañeros nuevos, y, lo más trascendental de todo, una enfermedad completamente desconocida. Una vida nueva. En respuesta a esto, desarrollé una timidez, y una vergüenza exuberante. Miedo a ser yo mismo.
Voy a relataros dos anécdotas que me hicieron entender la seriedad y los límites de mi enfermedad:
Conocía el nombre de mi enfermedad, pero mis padres me habían aconsejado no buscar nada en internet. Era consciente de que tenía una enfermedad, pero no de la realidad que esto suponía. Tuvimos cita en Madrid con el especialista de Ataxias. Estábamos en la sala de espera, una chica con su madre, y, a su lado, mis padres y yo.
Una chica de veía enferma, las piernas deformes, pies y manos completamente agarrotados, espalda totalmente torcida, una silla que más que una silla de ruedas parecía un carrico, y, para rematar la faena, nos dijeron que tenía veinticuatro años. No aparentaba más de trece.
Se ponen a hablar mi madre y la suya, y su madre me pregunta:
“¿Oye, y tú qué tipo de Ataxia tienes?”
Y le dije:
“Ataxia de Friedrich”
Entonces, mi madre le preguntó a su hija:
“¿Y tú, cual tienes?”
Y ella dijo:
“A-ta-xia de Fre-dre-rich»
Lo dijo de tal manera… una voz… se me quedó grabada. Su madre tuvo que repetir lo que había dicho para que se pudiese entender. Me dio un vuelco el corazón; “Tu futuro, Domingo, tu futuro”.
Tres meses después, fuimos a otro hospital en Barcelona, de niños enfermos con Ataxia de Friedrich de 8 a 16 años de toda España. Ocho personas, de las que siete iban en silla de ruedas, todos, menos yo.
Estaban todos muy afectados, no al nivel de la chica anterior, pero, aun así, una imagen muy impactante. Una de ellas, la menos afectada de todas, nos contó su historia, su experiencia con la enfermedad.
Una chica con una vitalidad arrolladora. Cuando empezaron a manifestarse los primeros síntomas, su vida cambio. Se le empezó a ver afectada la manera de caminar, y, entró en depresión. Le daba vergüenza salir a la calle, que la gente la viese caminar. Estuvo un año entero encerrada en casa, un año en el que no tenía nada, a nadie, esto conllevo repetidos intentos de suicidio.
Llego la silla de ruedas, se acomodó, y todo se torció, si, más aún. Drogas, alcohol, porros. En la revisión médica, le dijeron que tenía un ventrículo hecho polvo, los pulmones destrozados, en general, un estado de salud nefasto. A día de hoy, esta chica está en rehabilitación, intentando acabar con su adicción.
Marqué en esta chica un referente negativo, no deje que me consumiesen mis dificultades. Me marque un objetivo: acabar 2º de bachiller sin necesidad de usar silla de ruedas. Objetivo cumplido. He llegado con menos soltura de lo que esperaba. Seis meses en los que me ha costado mucho. Para hacer cualquier mínimo desplazamiento, he tenido que ir siempre agarrado de alguien. Si que es verdad, que hay veces, que vas con ciertas chicas, que llegas, te sientas, y dices: “oye, ¿y no podría haber sido el camino un poquito más largo?”. Al fin y al cabo, algo bueno tenía que tener todo esto.
Muchos años de esfuerzo, incontables horas consumidas haciendo ejercicio, que me han mantenido con un físico, más o menos estable. Agradecer a mis padres, por brindarme todos los medios necesarios para rehabilitarme, por enseñarme a anteponer mi bienestar físico a todo lo demás. Mención honorífica también a mi hermana, que lleva dos semanas pidiéndome que la mencione en el discurso. Aquí lo tienes, disfrútalo guapa.
Comenzó la cuarentena, y una serie de sucesos me iluminaron. ¿Es que soy menos que nadie por tener una enfermedad? No soy peor que nadie por tener una enfermedad. Cinco años tardé en averiguarlo, pero, más vale tarde, que nunca ¿no? Di un giro radical, empecé a ser yo mismo, y esto ha conllevado al año de mi vida, al cual, con este premio, le ponemos el broche dorado.
AGRADECIMIENTOS
Repasando mi segunda etapa en maristas, siempre acompañado de mi enfermedad, nunca nadie se ha reído de mí, de mi forma de caminar, cosa que, en cualquier otro sitio podría haber ocurrido perfectamente. Hacia este gesto, vuestro, detodos vosotros, solo puedo dar las gracias. Gracias por haberme tratado siempre como uno más.
El hecho de que sepáis valorar el esfuerzo añadido que tiene que hacer una persona con mis condiciones, que me hayáis otorgado este premio, dice mocho de vosotros. Un gesto que os honra. Valentín, Valentín López, lo tuyo tiene el mismo, sino más mérito que lo mío. Este premio también es tuyo.
Felicitar también a los compañeros que han compartido podio conmigo. Jorge López, Mercedes Torres, Rodrigo López, y Marta Albadalejo, os merecéis este premio tanto como yo, pero la afición ha dado su veredicto, y ganador solo hay uno.
CONCLUSION
Hay problemas que son de gran importancia, se me ocurren muchos ejemplos, incluso aquí en el colegio. La mayoría de vosotros no ha tenido ni tiene un problema gordo. Habéis podido disfrutar de la vida en todo su esplendor. Aprovechar este regalo. Tenemos que aprender a valorar las cosas positivas. Si no fuese por esta enfermedad, igual no valoraría tanto la vida, no me tomaría las cosas con humor. Tener esta enfermedad me ha hecho ser quien soy. Me define.
Gracias por haber sido parte de mi día a día y por haberme alegrado la vida.»